La Hacienda de Tomacoco, situada en Amecameca, ha sido testigo de siglos de historia y transformación desde su establecimiento en 1773 por Don Miguel Sáenz de Sicilia. Esta propiedad, junto con la Hacienda de la Archicofradía y la Hacienda de Panoaya, representaba un poder adquisitivo significativo en la región.
En su apogeo, la hacienda contaba con un molino, lo que indicaba un alto nivel de riqueza. Sin embargo, mantener un molino requería un complejo sistema de almacenamiento de agua y maquinaria hidráulica, lo que evidenciaba la magnitud de la operación.
Durante la Revolución Mexicana, la hacienda sufrió tiempos difíciles al convertirse en un refugio en medio de la inestabilidad. Las actividades comerciales se suspendieron temporalmente, pero tras este periodo de turbulencia, la hacienda volvió a funcionar como fábrica de textiles. Sin embargo, enfrentó desafíos como la competencia extranjera y la inestabilidad económica, lo que eventualmente llevó al abandono y fragmentación de la propiedad.
En la actualidad, una parte de la hacienda ha sido adaptada como granja de cerdos, mientras que su caserío muestra signos de deterioro. A pesar de ello, el lugar ha servido como escenario para la filmación de varias películas, destacando su importancia cultural e histórica en la región. La capilla, que solía ser reabierta anualmente en el día de San José, añade un toque de tradición y devoción a este sitio lleno de historia.
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