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miércoles, 14 de febrero de 2024

Piedra del Conejo en Amecameca


 

Un hallazgo arqueológico en Amecameca ha revelado la significancia ritual de la Piedra del Conejo, una estructura esculpida que data del siglo VII y que arroja luz sobre las antiguas prácticas religiosas de la región.

Conocida como Tetl Tochtli en lengua náhuatl, esta piedra se encuentra en el oriente de la cabecera municipal de Amecameca. Según estudios antropológicos y arqueológicos, fue esculpida por los primeros pobladores que llegaron de la familia de los Chichimecas en el año 600 d.C.

Los bajos relieves de la Piedra del Conejo muestran un numeral acompañado de un sacerdote que sostiene un sahumador, mientras que a un lado se encuentra la figura esculpida del conejo, o Tochtli en náhuatl. Los estudios indican que tanto el sacerdote como el conejo miran hacia los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, lo que sugiere una conexión ceremonial con estos elementos naturales.

A menos de 20 metros de la Piedra del Conejo se encuentra otro gran canto donde se realizaban sacrificios humanos en honor al dios Tláloc, dios del trueno y la lluvia. Estas ceremonias tenían como objetivo asegurar el agua para los campos agrícolas durante la época prehispánica y garantizar una buena cosecha de maíz, que alimentaba a los reinos de la zona oriental, hoy Estado de México.

Juan Castelán Méndez Castillo, antropólogo social e investigador, señaló que los primeros habitantes de la región, los Totolipanecas Tecuanipas, llegaron del norte junto con la familia de los Chichimecas. Su elección de ubicación para la Piedra del Conejo en el paraje de Tomacoco refleja su reverencia hacia los dioses precolombinos, especialmente frente a la majestuosidad de los volcanes.

"Los antiguos habitantes no escogían cualquier lugar para realizar sus construcciones prehispánicas, tenían que elegir uno adecuado", explicó Méndez Castillo. Esta piedra esculpida representa no solo un vestigio arqueológico, sino también un testimonio tangible de las antiguas creencias y prácticas religiosas que aún resuenan en la historia de Amecameca.

Fotos: Créditos a quien corresponda, vía Facebook.











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